“Sáquese despacio ese amor que le duele
al respirar. Sacúdalo un poco para que despierte. Lávelo con cuidado,
que no quede ni una sola impureza. Limpio y oloroso proceda a doblarlo
tantas veces como sea necesario para tener el tamaño de la uña del dedo
gordo del pie derecho. Espere el paso de una hormiga, ser noble y generoso, y pásele la pesada carga.
Ella lo llevará a guardar en
alguna profunda caverna. Hecho esto, vaya y rellene, por enésima vez, la
pipa de tabaco frente al mar de oriente. El olvido llegará conforme se
termine el tabaco y el mar se acerque a usted. Si quiere recuperar ese
amor que ahora olvida, basta escribir una larga carta hablando de
viajes desconocidos, hidras, molinos de viento, oficinas y otros
monstruos igualmente terribles. A vuelta de correo tendrá su amor tal y
como lo envió, acaso con un poco de polvo y sueño en la cubierta…”
No hay comentarios:
Publicar un comentario