Hábito común en Argentina y países limítrofes, su uso está ampliamente difundido en la zona y principalmente en las estancias. Con él se empiezan los días y con él se acaban, con él se agasaja al invitado, y con él se acompaña las charlas junto al fogón crepitante. Su amargor amable sirve tanto para finalizar un buen asado compartido como para mitigar las interminables noches invernales de los solitarios puesteros.
HISTORIA
El mate era tomado por los indios guaraníes desde tiempo inmemorial, al principio como simple brebaje que filtraban con los dientes y después, sirviéndose de una calabaza seca como recipiente y de un pequeño junco para sorberlo.
También se han encontrado hojas de mate en las tumbas incaicas, lo que nos confirma su consumo por aquella cultura prehispánica.
Los misioneros jesuitas, si bien al principio intentaron prohibirlo en las reducciones argentino-paraguayas (al parecer los chamanes de las tribus, inhalando el humo de las hojas secas pretendían comunicarse con los espíritus y adivinar el futuro), pronto verían en sus propiedades tonificantes un sano sustituto del alcohol que ya por aquellos tiempos hacía estragos entre las poblaciones indígenas. Fueron los mismos jesuitas los que promovieron y casi monopolizaron su cultivo, introduciendo además grandes innovaciones en su elaboración. En un intento de introducirlo en el Viejo Continente, lo llevaron a España donde llegó a llamarse "Te de los Jesuitas". Después de la expulsión de la Orden por Carlos III, su consumo fue fácilmente desplazado por el té que los ingleses traían de sus colonias asiáticas.
Durante la Colonia, su hábito estuvo más extendido que en la actualidad, llegando hasta el norte de Chile, Perú, Bolivia y Ecuador, pero el encarecimiento de los precios hacia finales del siglo XVIII fue poco a poco reduciendo su consumo a los actuales límites.
LA PLANTA
El mate es un arbusto (Ilex paraguaiensis, Ilex mate...) de la familia de las Aquifoláceas, también conocidas como Iliáceas. Su porte llega a ser de 6 metros cuando es cultivado y podado y de hasta 10 en su estado natural, por lo que también puede ser considerado como árbol.
En su composición química, además de diversas sales minerales, ácido cítrico y ascórbico, las hojas contienen alrededor del 1% de cafeína, elemento que da a la hierba su carácter tónico y estimulante y explica el que los guaraníes la tomaran como antídoto para el cansancio y el hambre.
Desde su recolección hasta su presentación en el mercado, la hierba es secada con calentadores eléctricos o al fuego; en éste último caso es muy importante evitar el humo, que estropearía el sabor, y después triturada y cernida en diferentes medidas, según el gusto de cada país.
GEOGRAFÍA
El mate es hoy tomado en todo Argentina Uruguay y Paraguay, y en el sur de Brasil y Chile. Si bien la hierba proviene de plantas muy similares, cada región aporta sus variantes: endulzado con azúcar o miel, aromatizado con hierbas, frío en Paraguay (variedad conocida como tereré) etc.
En nuestra región se lo suele tomar amargo, es decir, solamente la hierba sin ningún añadido.
Hermoso artículo.La salvedad que le haría es la siguiente: guaraní es un término forjado por el español, por los jesuitas para denominar al pueblo originario, y a su lengua. No es la que la utilizaban-utiliza este pueblo, para autoreferencia. Los wichí- Pilagá por ejemplo, que aún hoy subsisten, prefieren ser llamados wichí (que significa ser humano) y no guaraníes, lengua wichí es lengua de ser humano, en su traducción más fiel. Tengo por parte materna, sangre wichí. Felicitaciones por el artículo. Miriam Mancini
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