Argentina. Despliegues en el extranjero

 

 

Por Guillermo Martín Caviasca, PIA/ Resumen Latinoamericano, 3 de noviembre de 2024.

La intervención de Medio oriente, de la tragedia de Menem a la comedia de MIlei

Hans Morgenthau, padre del realismo contemporáneo, afirmaba: “La política internacional, como toda la política, es una lucha por el poder”, y también “No podemos saber lo que es bueno para todo el mundo o para el país X; solo podemos saber lo que es bueno para nosotros”.

Hace semanas Javier Milei anunció que Argentina “abandonaría la neutralidad” y se involucraría en los conflictos militares al lado de Israel y los EEUU. Anunció desde el inicio ayuda militar a Ucrania, y ahora que se “mandaría tropas” a combatir a los Hutíes de Yemen. Mas allá de que esperamos que esto no se tome en serio por los adversarios de Milei, buscaremos en ese artículo presentar algunos elementos para entender la utilización de las FFAA como herramienta de RRII en las últimas décadas.

Las afirmaciones de Morgenthau, o el mismo personaje, pueden parecer buenas o malas, cínico o poco guiado por valores universales. Pero lo cierto es que dan cuenta de la realidad de las RRII. Quien escribe detallaría otro elemento: que las políticas de RRII son expresión de la “elite” dirigente, o del “bloque histórico”, si existe. Son la expresión que hace a la voluntad o capacidad de una nación de expresarse en la arena internacional, definen su personalidad, en el tiempo. Mas aun, debería existir un “proyecto histórico”“Proyecto nacional” o “destino manifiesto” que expresa la geopolítica mas allá de los tipos de régimen político. Pongamos un ejemplo. La Rusia de los Zares, la Soviética y la republicana, mantiene en términos geopolíticos los mismos objetivos: el problema de los mares abiertos, el colchón de seguridad en Europa del Este, las minorías étnicas, Siberia, etc. Los mismo lo podemos analizar para los EEUU, Alemania, Francia, Japón, India, Irán, Egipto, etc. La conciencia de la ubicación en el mundo que tiene un peso geográfico muy sustantivo, se suele imponer a lo largo de los siglos, al menos para quienes tienen conciencia común de ella.

¿Qué significa esto para un país como Argentina con unos 200 años de existencia? Primero que 200 años son más que suficientes para analizar los problemas y condicionamientos de largo plazo que hace a una geopolítica nacional y a un esquema de RRII que trascienda las precarias administraciones políticas temporales. En el largo plazo desde el mismo Imperio español, la administración de estas regiones y específicamente lo que fue el virreinato del Rio de la Plata, tuvo varias razones geopolíticas que impusieron su creación. Garantizar el control de la Cuenca del Plata, especialmente del Río de la Plata puerta de acceso al interior fluvial y vía de comunicación troncal de suma importancia; tener una base que permitiera sostener las pretensiones soberanas de la monarquía hispánica en el Atlántico Sur, en toda la costa patagónica, islas y pasos interoceánicos que se extienden desde el Rio de la Plata hasta el Cabo de Hornos; y tercero, establecer un sistema seguro e integrado de comunicación entre España, un puerto accesible y defendible, y las fuentes minerales, en ese entonces el Potosí. Además de una política para la pacificación del territorio donde se asentaban las islas de poblaciones criollas de pastores y labradores, frente a las tribus insumisas. Todo en el marco de un imperio hispanoamericano que debía defenderse solo de las presiones de las potencias en ascenso. Para ello se organizaba el sistema militar y sus diferentes fuerzas.

Hoy en día ¿Cuáles serían las prioridades geopolíticas y de RRII argentinas en el presente histórico? No por orden de importancia, pero podemos presentarlas: La cuenca del Plata, que es todo el sistema logístico que comunica e integra un espacio ecológico productivo de peso global, y sobre el cual la soberanía es tenue. El Atlántico Sur, donde una potencia extranjera dispone de un agresivo establecimiento colonial que se proyecta como dominio en todo el Atlántico suroccidental y la Antártida. La riqueza de la Pampa Húmeda; los recursos minerales e hidrocarburíferos del interior andino en general; y la relación equilibrada armónica y complementaria con el Cono sur, América del Sur, Latinoamérica en general y en ese orden. En un orden de importancia que puede variar de acuerdo a las circunstancias coyunturales los problemas y desafíos del periodo argentina y las variaciones de la coyuntura internacional. Pero en general todos son cuestiones permanentes y determinantes. Los demás son subordinados.

Un país como argentina no tiene protección global por si mismo, sin dudas hoy eso es indudable. Es lógico que su política exterior y las herramientas de política exterior entre ellas las FFAA deberían estar en función de los objetivos nacionales permanentes antes mencionados. Como vemos los problemas son muy similares a lo largo de nuestra historia, la realidad de los que somos se impone. En consecuencia, la diplomacia debe atenerse a estos horizontes. Y la construcción de las FFAA y su hipótesis también.

Despliegue de las FFAA argentinas en relación a los conflictos existentes o potenciales

Es de destacar que las FFAA argentinas no se encuentran en la actualidad mínimamente equipadas. Desde la guerra de Malvinas comenzó un proceso de achicamiento de las fuerzas, o una decisión de ir hacia ese achicamiento que iba de la mano con su eliminación como factor de poder. En realidad, tuvo un salto deconstructivo en el periodo menemista de 1989 a 1999. Las FFAA disminuyeron su presupuesto hasta aproximadamente en 1% y perdieron casi todo su aparato industrial y tecnológico; comenzó un tiempo de desguace, privatización, cierre abandono que lo ha llevado a un punto cercano a la extinción. Algunas áreas estratégicas quedaron en manos de instituciones civiles con el acuerdo de desligarlas de defensa. Todo en el marco del llamado “Consenso de Washington” y las “Declaraciones de Madrid”.

En realidad, no es un problema el “tamaño” de las FFAA, este puede variar mucho de acuerdo a las épocas y necesidades, unas FFAA grandes no son sinónimo de poder militar ni de eficacia. El tema es la concepción que se fue imponiendo. Con dos aristas: una, tendieron a ser excluidos de la sociedad, con la razonable excusa de que sus intervenciones en el sistema política habían sido calamitosas (aunque no siempre en todas las cuestiones, ojo). Pero lo mas grave es que se abandonó hasta el extremo la idea de que el poder militar es parte consustancial del poder de la nación, y con ese abandono se eliminó cualquier idea de hipótesis de conflicto aún las más evidentes. Abriendo entonces una incertidumbre profesional para los militares y una incógnita para el estado ¡que hacer con las FFAA? En que utilizarlas.

Ese proceso continuó sin pausa hasta el presente. En realidad, durante la gestión en defensa 2019/23, por primera vez se esbozó un discurso distinto respecto a la cuestión militar, más preocupado por la “defensa nacional” y la necesidad de los militares, que por la “defensa de la democracia” y el peligro de los militares, o de los militares como herramienta de seguridad interior. Así se intentaron algunas medidas financieras que sortearan el bloqueo presupuestario para lograr alguna previsibilidad en equipamiento e inversión en desarrollo.

Sin embargo, el proceso de deconstrucción de las FFAA no se ha detenido más allá de estos vaivenes históricos. De hecho, en torno al 2010, se elaboró un proyecto que se llamaba “Ejercito 2020”, donde había una serie de previsiones para que en 10 años se alcanzara un nivel de equipamiento y desarrollo del instrumento militar. Si algo se intentó, en la práctica, en una línea de largo plazo la “deconstrucción” no se detuvo. Si el presupuesto militar se ubicó entre el 0.7 y el 0.9% durante las administraciones desde el 2001 al 2023, con la nueva administración libertaria ha llegado a un insignificante 0.4 %. Lo que daría a entender que las FFAA directamente bajarían sus persianas. Sin embargo, esto no será así. Ya que los libertarios pretenden financiar con deuda no presupuestada suponemos. Teniendo en cuenta su discurso “promilitar” (que sin dudas consideramos falso, o solo orientado a la reivindicación de delitos de lesa humanidad).

En nuestro país la inversión es en seguridad, cuyo conjunto de fuerzas ha aumentado en número y equipamiento en un alto grado a lo largo de las ultimas décadas, llegando a tener como cualidad una cantidad de efectivos por habitante que duplican a otros países de la región altamente conflictivos en temas de seguridad, a diferencia de Argentina. Suponemos que en ese sentido será la inversión en consonancia con los discursos e intenciones presentados por los responsables políticos del área ante la prensa y el parlamento para colocar a las FFAA en condiciones legales de patrullar las calles contra la delincuencia.

 

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