Los bloqueos pueden tomar forma de diversas maneras, desde el ejercido por una simple guarnición de tropas a lo largo de una carretera principal hasta la utilización de docenas o cientos de tropas de tierra para resguardar un puerto, denegando su uso al enemigo, e incluso cortar e interrumpir emisiones de radio o televisión. Como operación militar, los bloqueos han sido decisivos en la resolución de muchas guerras.
Los bloqueos se planifican de acuerdo con cuatro reglas generales:
- El valor del objetivo para bloquear
- La potencia del bloqueo es igual o mayor que la fuerza de oposición
- Disposición del terreno para ayudar al bloqueo
- Previsión de fuerzas para mantener el bloqueo
En segundo lugar, la fuerza del bloqueo debe ser igual o superior en potencia a la de la oposición. El bloqueo solo es exitoso si se impide al objetivo contactar con su proveedor. En el ejemplo cubano, los Estados Unidos pusieron en el mar un número importante de buques de guerra para inspeccionar y bloquear las aguas alrededor de Cuba. Este golpe de efecto demostró que las fuerzas navales de los Estados Unidos eran mucho más numerosas en el área que las de la Unión Soviética.
En tercer lugar, en el caso de bloqueos de tierra, es preciso elegir zonas conocidas. El saber por dónde van a viajar las fuerzas puede ayudar al bloqueador a la hora de escoger el territorio para ayudarlas. Por ejemplo, forzar a una guarnición a dirigirse por un paso estrecho de montaña para forzar un cuello de botella frente la fuerza enemiga.
En cuarto lugar, tener una fuerza sostenible para que el bloqueo pueda mantenerse durante un tiempo. El éxito de un bloqueo está basado casi enteramente sobre la esperanza de la gente que lo sostiene. El bloqueo cubano es un ejemplo de mantenimiento sostenido de fuerza para bloquear los misiles de alcance cubano a pesar del riesgo de una guerra nuclear de carácter mundial.
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