Desde Lavagna, como herencia desde la poscrisis de 2001, hasta el “me quiero ir” de Hernán Lorenzino. Al desembarco de Axel Kicillof.

Corría el año 2003 cuando Néstor Kirchner heredaba a Roberto Lavagana, quien ocupaba el cargo de ministro de Economía desde la presidencia de Eduardo Duhalde. Tal vez por ser una suerte de piloto de tormenta, se convirtió en el funcionario más importante del modelo K.
El economista sentó las bases del nuevo modelo: devaluación, la negociación con el FMI y la reestructuración de la deuda externa, y subsidios a las concesionarias de servicios públicos. La depreciación del peso argentino con respecto al dólar posibilitó entonces el derrumbe de los salarios reales, eje sobre el cual se reactivó la acumulación y el ciclo económico, con crecimiento, empleo precario y superávit en el sector externo. Pero su disputa con Julio de Vido (Planificación) por la obra pública, y las diferencias con Carlos Tomada (Trabajo) por la reforma de la ley de ART y los aumentos salariales, y el estilo ‘dialoguista‘ con los grupos económicos, abrieron brechas insalvables. En 2005 se vió obligado a presentar su renuncia.
En reemplazo de Lavagna llegó Felisa Miceli y se convirtió en la primera mujer al frente del Palacio de Hacienda. En su gestión no se modificaron los grandes lineamientos de su predecesor. Pero se fue envuelta en un escándalo en julio de 2007. Una bolsa de dinero con $100.000 y u$s31.670 fue encontrada en el baño de su despacho por lo que fue sentenciada a cuatro años de prisión, sin cumplimiento efectivo, e inhabilitada por ocho años para ejercer cargos públicos tras ser considerada culpable de ‘encubrimiento agravado‘ de una operación financiera ilícita.
Su reemplazo fue Miguel Peirano, que venía de la Secretaría de Industria. Néstor Kirchner le ofreció seguir durante el gobierno de su esposa Cristina Kirchner pero no aceptó por diferencias con Guillermo Moreno. Cumplió tareas entre el 17 de julio y el 10 de diciembre de 2007.
La elección de Cristina Kirchner como nueva jefa de Estado trajo al joven Martín Lousteau. Fue el autor de la resolución 125, que desató la crisis con el campo que sumada a la deteriorada relación que tenía con Moreno y Kirchner, obligó que la Presidenta le solicitara su renuncia.
Con el fracaso de Lousteau, se designó a Carlos Fernández al frente del gabinete económico. Poco se recuerda de su paso por el Gobierno. De perfil técnico, el contador mantuvo una ínfima exposición pública. El economista, quien venía como director de la AFIP, sólo estuvo un año en el cargo.
Llegó entonces la oportunidad para Amado Boudou, quien estaba al frente de la Anses donde ganó la confianza de los Kirchner con la eliminación de las AFJP.
De su mano, el Ministerio de Economía recuperó su alto perfil. Miembro de la neoliberal Unión de Centro Democrático (UceDé) durante el menemismo, se formó como economista en la Universidad de Mar del Plata, y del CEMA, junto a Roque Fernández y Carlos Rodríguez. Llegó al Gobierno de la mano de Sergio Massa, cuando este oficiaba como jefe de Gabinete. Luego pasaría a integrar la fórmula presidencial junto a Cristina Kirchner, en 2011.
El último, Hernán Lorenzino, durante su restringida gestión se encargó de la renegociación y la tercera reestructuración de las obligaciones con los holdouts, aunque sin mucho éxito.
Su salida, que ya se especulaba desde la derrota del kirchnerismo en elecciones legislativas de octubre, cumplió su deseo del “me quiero ir”, frase que deslizó durante una incómoda entrevista que le dio a una periodista de la televisión griega que pretendía conocer los datos de la inflación. Fue entonces cuando su figura fue ridiculizada y debilitada a través de las redes sociales.
Con la reaparición de la Presidenta luego de una ausencia que se extendió por 45 días tras que se le diagnosticara una hematoma subdural en la cabeza, asumirá el octavo ministro de Economía de la “década ganada” del kirchnerismo, Axel Kicillof.
No hay comentarios:
Publicar un comentario