La semilla del insulto
como estrategia del poder
El lenguaje deshumanizante, no es una simple “opinión política”, sino una herramienta peligrosa que se ha usado históricamente para justificar exclusiones, persecuciones y hasta genocidios.
El presidente, utiliza un lenguaje deshumanizante cuando se refiere a los sectores que no comparten sus ideas.
Esta forma de nombrar al otro no es inocente:
al quitarle la condición de persona, se le despoja de entidad, dignidad, autoridad y respeto.
La historia muestra que este mecanismo se ha repetido. Cuando Israel llama “serpientes” a las mujeres palestinas, no solo las agrede: prepara el terreno para que la violencia contra ellas sea aceptada o incluso justificada.
Ese es el verdadero peligro del discurso deshumanizante: se convierte en la antesala de la eliminación.
En Argentina, estas expresiones no solo dividen a la sociedad: también llevan implícita la intención de borrar la identidad de los ciudadanos, de negarles pertenencia, historia y derechos.
Si se logra instalar la idea de que ciertos sectores “no son personas plenas”, queda habilitado el paso siguiente: negarles voz, representación e incluso derechos y ciudadanía.
El discurso del odio, no es solo una forma: es una política que erosiona la democracia desde adentro.
El poder que deshumaniza a los otros sectores sociales, sindicales, políticos o culturales, está preparando un terreno donde el diálogo se reemplaza por la violencia y donde los derechos se vuelven privilegios que se conceden o se quitan, según la conveniencia del gobernante.
Es un lenguaje que arranca rostros, palabras que no nombran, sino que borran.
El presidente lanza contra su pueblo un idioma áspero, un filo que no acaricia: despoja a quienes no piensan como él de la piel humana que los sostiene.
Cuando la voz del poder decide que un ciudadano ya no es persona, lo arrincona en la sombra: le roba la dignidad, le quita la memoria, lo deja sin rostro en la multitud.
Así se construye la sala de la eliminación:
Donde una mujer palestina es llamada serpiente.
Donde un trabajador argentino es reducido a un insulto.
Donde la historia de un pueblo se convierte en ceniza.
El lenguaje deshumanizante, no es error ni exceso:
es la semilla de una violencia mayor,
es la estrategia que abre la puerta
para que los derechos se marchiten
y la democracia se transforme en desierto.
P/D
NN NUNCA MÁS
Nombrar es reconocer.
Borrar es matar de a poco.
Mabel Pappano Abraham
Frente Vocación Nacionalista
A los 16 días del mes de agosto de 2025 en mi Distrito de General San Martín.-
La crisis alcanza niveles insospechados sólo queda la alternativa: "o nos salvamos todos, o nos hundiremos juntos"
La semilla del insulto
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